Loco por las nubes (libro completo)





































Edición :Sofía Luneva.

Nube

Nubes de plomo oscuro
nubes de estaño en polvo
nubes de vapor espeso
calientes
volátiles
nubes pasajeras
nubes de frío
atravesando mudas
el cielo sin motivo
resumen de los mares
catálogo de ríos
muestrario de lagunas y pantanos
hechos una sola luz
nubes del sur
atlántica caravana
que el viento lleva errante.

Soy esa nube

Soy esa nube
o su sombra
proyectada efímera
sobre maizales u oleajes
verdes y remotos,
tu última mirada

Soy esa nube
o su silencio
cuando el cielo
la consume
o la devuelve
a otras dimensiones
menos meteorológicas

Soy esa nube
y el que la mira
ausente de todo
lo que nos rodea
reina de los mil disfraces
una y todas
las metamorfosis

Soy esa nube
frescura profunda
derramada en mi sed

Soy esa nube
algas y caracoles
playa secreta y distante.

No puedo ser yo
sin ser cada día
un poco cada cosa

Hoy soy esa nube
remolino de hielo
plumas circulares
y enigmas espirales
del cielo de mi alma.

Stratocumulus

Hay una correa de perro sin perro
colgando de un árbol
una radio se derrite
infectada de noticias
un sendero de ladrillos
viejos como el miedo
anegado en un charco
de lluvia que no para
un carro en desuso
que un día acarreó cal
se consume comido por el óxido
corroído y olvidado
sus ruedas sumergidas hasta el eje
en un charco de lluvia que no para

un tacho desbordante de basura
un perro con una garrapta resiliente
ladra al viento del este
que acosa a los árboles mohosos
reflejos en un charco
de lluvia que no para
imitando al tiempo
en el que yo me voy hundiendo
chaparrón de segundos y minutos persistentes
reloj de arena
sepulturero impávido
la lluvia que no para.

Mackarel sky

Era de nácar el techo del día
la cumbre
el reflejo de un paisaje soñado
no sé si fue Tarkovsky
o Bradbury
sólo sé que ahí estaba
como un patio vacío
esperando una fiesta inminente
puro tornasol altísimo
coronando el mediodía
esquirlas perladas
suspendidas,
flotando en el silencio
era de nácar
el techo del día
y yo caminaba
sin mirar otra cosa
cansado
de la pestilencia
de estos tiempos
de las caras infames
de la enfermedad de almas sin futuro
de mi prescindible insignificancia
hasta que miré hacia la piel
etérea del planeta
una puesta en escena única
e irrepetible
que pronto se diluyó en la tarde
mientras yo sonreía
como los locos
o los niños
sin motivo aparente.

Plaza Acuña

Escalo por los troncos
sinuosos senderos
rutas de las ramas
hacia las nubes
tipas
que apuntan hacia el cielo
rumbo de plegarias
invocando al verano
ofrendas amarillas
pájaros extraviados
en una playa azul
escalo como un insecto aventurero
elijo la ruta caprichosa y fresca
ramas elevadas y oscuras
apuntando hacia las claridades
hacia los racimos de nubes
que atraviesan
con ese bajo perfil
característico
las altas planicies del aire.
Escalo por los troncos
casi eternos
sólidos como mi insistencia
en llegar allá arriba
donde flotan y vuelan incansables
los rebaños
de alguna lluvia venidera.

Nube de viento

Súbita sobre una playa inerte
empezó a rodar trepando el horizonte
tropel de viento
rodillo vaporoso
ola desatada
surfeando en las alturas
espuma sofocante
amenaza de vientos
de este a oeste
bandoneón estirado
resaca rodante
polvo y frío:
la playa está vacía
y huyen las gaviotas.

Nube kamikaze

Solitaria y absurda
nubecita blanca
te inmolas
en las anchas espaldas
del reino azul
como una burbuja
que se despoja de su piel
y regresa al aire.
Traerás tal vez
un mensaje secreto
que volverán indelebles
el calor
y el mediodía infinito
en la cima del cielo.

Nube de misterio

Belleza impredecible
no hay ciencia
ni sabihondo
que den con la clave
de tu humor
cambiante
ni que descifre
tus rumbos rubicundos
tus arranques ni tus leyes.

Será que estás desde el origen
antes de que nadie
pudiera escribir sobre vos
ni imaginar algo así como un poema.
 Solo  después de 100 millones de años de lluvia
hubo alguna chance
para que esta otra especie
tan intrigante
que es la vida
tuviera chances
de emerger
de la sopa primigenia
amoníaco y metano mediante.

Desde entonces
tus viajes no terminan
sino que siempre
son comienzo
tránsito
del mar al mar
mundo volátil
instalado
en las rutas infinitas
de la atmósfera terrestre.

Nubes en los patios

Pasan por sobre los patios
las nubes sigilosas
espiando a los novios
refugiados tras un naranjo
o bajo una vieja higuera
paladeando besos como higos
con el corazón abierto y perfumado
como azahares
pasan espiando y en silencio
como dejándose maquillar
de ocre y de salmón
por el atardecer en ciernes
deshilachadas
híbridas
ingrávidas
giran en el cielo
sobre los patios protegidos
donde el amor
pasa a la ofensiva.

Peregrinas

Peregrinas permanentes
sin rumbo ni equipaje
detenerse no es un asunto
glóbulos vaporosos
en el torrente del cielo
regaderas caprichosas
para la sed terrestre

No reclaman nada
sino espacio y tiempo
para recrear los ríos
y animar a las flores

Madres de todas las generaciones
de la lluvia
los mares agradecen
y yo agradezco
la luz suave y difusa
de los atardeceres
cuando el sol
pinta las cumbres nevadas de las nubes
después de un aguacero.

Nubes II

Como un espíritu antiguo
infectándolo todo
aparece en el cielo
en estas tardes claras
su plumaje ectoplásmico
sus remolinos caóticos
su remota filigrana
dibujada en los aires
cirrus enormes como caricias
que atraviesan de sur a norte
el mar de arriba
baile de vapor
en el espacio.

Entre fractales e imposibles
sus diseños siempre serán únicos
no hay más que un original
y mires donde mires
como un cazador insomne
las verás infinitas en forma
en caprichos y en penachos cónicos

Como un conjuro
que un faraón
dejó guardado a la oriila del cielo
para homenajear a Ra
más allá de su tiempo
aparecen a veces los cirrus
que son nubes pero nunca llueven
mientras van pavoneándose
en el mar de las alturas.

Las nubes de Cúneo

Dónde fueron a parar
las nubes de Cúneo
haciendo ronda
con la luna por centro
magnético equilibrio
de la noche?
dónde están las nubes de Chagall
mar onírico
surcado por amantes voladores?
las nubes ingenuas de Rousseau?
las nubes veraniegas de Magritte?
las altísimas y fantasmales
de Dalí?
o las suaves nubes de Turner?
pertenecen tal vez
sólo a los cielos personales
que cada uno se llevó consigo
hasta el silencio.

Viajeras

Sal altísima
eléctrica
rizada
imagen especular
mar sereno e inmóvil
reflejo de otras olas
viento antiguo

Espejo subsolar
de los desiertos
arenas eternas
dibujando
las dunas
redondas
de un tiempo
derrotado y perenne

Nubes de ceniza
dromedarios colosos
camellos de la ruta del olvido
instantáneas
miméticas
absurdas
nos cobijan con su espectáculo
arte de la altura en los límites
del frío.

Altostratus

Gloria y honor
a las nubes libertarias
surcando los mares
celestiales
magníficamente silenciosas
sobrias y serenas
como una procesión
de monjes zen

Las hienas del beneficio salvaje
y los pájaros carroñeros
de la gran congregación
de las finanzas
no han encontrado forma
de explotar a las nubes todavía.
No hay zoológico de cúmulus
los altostratus libres e independientes
viajan con orgullo superior
en los límites extremos del vapor
no hay represas
para exprimirles su energía
ni nadie puede
cambiar su navegación impredecible
sus entrecruzamientos
por las altísimas pistas
del azul infinito.

Las nubes de Marte

Dicen los sensores
y los adivinos doctorados
que hubo nubes en Marte
mil siglos antes del silencio
eran color rosa
y giraban en tormentas terribles
alrededor del páramo
sobrevolaban mares
hoy extintos
dicen que competían
saludablemente
con los mares de polvo
que hoy soplan resecos
dibujando socavones
y falsos cauces que nunca fueron ríos
un día hubo en Marte
nubes verdaderas
de agua genuina y desolada
a las que poco a poco
en una muerte lenta
la volátil gravedad marciana
les abrió las compuertas al espacio
y se fueron yendo
sin que nadie les diera
al menos
una digna despedida.

Oscuras moléculas flotantes
andarán por ahí
deambulando azarosas
los confines galácticos
o aglutinadas tal vez
en torno a algún cometa
tendrán la chance
al menos
de volver a la luz
cada cientos de años
y convertirse en distancia brillante
y movimiento
como cuando eran
nubes en Marte
hace ya tanto tiempo.

Mimetismo

Pueden ser cangrejo
o mariposa
o bicho nunca imaginado todavía
especie voladora
convertida en cristal sólido
en las crestas de la altura
el sol le arranca
chispas de arcoiris
prismas de hielo
flotando en sus entrañas
altostratus.

Zeppelins inagotables
dan la vuelta al mundo
no hay aduanas
mi barreras
para ellos
en el horizonte.

Seres de altura
tenues y lentos
a veces ruedan desbocados
asustados caballos heridos de tormenta.

Pueden ser una bruja en una escoba
o un murciélago eléctrico
o cualquier otro engendro del silencio.

Quien ignora las nubes
reniega de su origen
celestinas de todas las lluvias
madres de todos los arroyos
cañadas y mares disponibles
abuelas de los ríos subterráneos
madrinas de los manantiales y vertientes
princesas de los hielos
reinas de todas las flores.

Vacas sagradas

Tregua en el verano ardiente
trago de sombra pasajera
bestias silenciosas
de amianto y tiza
nubes de regreso.

Paradero de ángeles
refugio de miradas perdidas
nubes de Cúneo
cortejando lunas imposibles.

Universos de vapor errante
bandadas silenciosas
sedientas de horizontes
van las nubes rodantes
hechas de gasa y viento
territorio flotante
materia sutil
sombrero del cielo.

Vacas sagradas atmosféricas
de sus ubres divinas
mana el maná hídrico
¿qué dios ingenioso diseñó tanta magia?

Horqueta molecular
hidrógeno y oxígeno
partera de la vida
agua de las mil metamorfosis
gaseosas y elevadas
nubes nuestras
que están en los cielos.

Cardumen

Hay un cardumen
jugando a que el cielo
es un océano
a que el viento
es un río interminable
a que el atardecer
es un taller
donde se pintan y despintan
para volver luego de la función
al gris
y nadar en silencio
hacia la noche.

Cuevas del trueno

Techo del cielo
fosas abisales
del espacio superior
laberinto para poetas
excusa de los distraídos
nubes de humo
molinos de relámpagos
cuevas del trueno
país de las centellas
nubes paquidérmicas
gordas vacas de luz
peces de viento opaco
esclusas del diluvio y la llovizna
hermanas y herederas
de mis horas náufragas
y de mis palabras
flotando a la deriva.

Loco por las nubes

Nadie habla de las nubes
no son tapa de nada
hasta National Geographic
las ignora
- prefiere a los pigmeos
o al Argentinosaurus -
Nadie debate sobre ellas
no hay mesas redondas
sobre cumulus nimbus
provocan discordias familuiares
las parejas
no se desemparejan
por haberse crispado
en la defensa de los altocúmulus
ni se reencuentran
para despacharse un atardecer
hecho de flores o corales
incendiando nubes de tormenta.

Las nubes no merecen
interpelaciones
ni polémicas
nadie pierde el sueño por ellas
ni nadie corre al consultorio
para hacer una terapia
que las tenga como obsesión de turno
y menos como fobia

Las nubes hinchan el cielo
cada tanto
cardúmenes sin rumbo
el mediodía las disuelve
y las regresa al reino invisible
vapor molecular
sombra secreta de los mares.

Las nubes no obnubilan
a amantes sigilosos
ni sosiegan más que
a unos pocos locos
sedientos de su luz
efímera y cambiante
envidiosos
de sus interminables viajes
desde y hacia las milenarias
estaciones del mar
los lagos
los ríos
y el ancho cielo
progenitores de estas
mansas criaturas voladoras.

Nocturnas

Nubes paridas
en noches sin destino
tormentas circulares
giran montañas en el cielo desierto
y se derrumban luego
y nos cubren de escombros y de espanto
piedras de luz fría y concluyente.

Nubes apiladas
en la oscuridad y el sueño
nubes desflecadas
madres de todas las lloviznas.

Huérfanas de miradas
refugio y paredón
para el relámpago
desangrándose
en chaparrones azarosos
y sin tregua
volviendo a la materia
anegando todas las pesadillas
nubes nocturnas
a las que sólo la luna llena
pone en retirada.

Cúmulus

Peregrinas de algodón
merengues ingrávidos
que anuncian la dulzura
del buen tiempo

Dan la vuelta al mundo
con una única bandera
porque en el cielo
no hay fronteras

Son siempre bienvenidas
en la India
y en Pitcairn los isleños
las saludan
salen a la  calle los cubanos
y celebran
su desfile a mediodía.

Henchidas de luz y de verano
despliegan a los cuatro vientos
la noticia
que habrá sol y brisas suaves
y risas y un respiro
más temprano
que tarde.

Cumulonímbus

Naves de metal suave
en la guerra de granizo
cometas siderales
en la galaxia de la lluvia
los cumulonímbus
se nutren insaciables
de lagos y de mares
agobiados por veranos de fuego
y crecen
y se vuelven
templos instantáneos
sin más fieles
que el estampido del trueno
o las ranas y los sapos
que esperan impacientes
la lluvia prometida.

La nube

La nube sueña
que es la reina del cielo
mientras se hincha
como una pez atmosférico
blanca y pacífica
juega a inventar formas
que unas miradas a su vez reinventan
bajo la sombra
de un paraíso
que sueña ser rey del patio
paradigma de sombra
verde escudero
defendiéndonos
del calor redondo del verano




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